Cuadros del Che, Fidel en la televisión, una biblioteca roja y le prédica cotidiana acerca de la Revolución. Con Bettina, una chica austríaca, compartimos unas horas en la misma casa de familia, ese ambiente tan particularmente cubano.
Simpática y lanzada a trazar una comparación con lo que sucedía en su país, reflexionó: “Acá ser revolucionario es usar Dolce&Gabbana”.
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