lunes, 25 de abril de 2011

No son mucho más que dos


—¡La pelota, ay compadre!
Tuve la suerte de convivir con Arístides en su casa, dos días. Ese señor tan serio acaba de jubilarse como profesor universitario de marxismo-leninismo, luego de 45 años de ejercicio.
Académico por vocación, me señaló su desinterés por la pelota, como llaman los cubanos a al beisbol.
—No soy el único— se justificó.
—¿No?— lo interpelé.
—Por esta cuadra misma dos o tres más a los que tampoco les interesa.
—Seguro que a esos “dos o tres” no los conocés.
Arístides se delató sin pronunciar palabra. Ahí nomás, delante de mí, se echó a reír todo lo que se le dio las ganas.

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